Cuando era pequeña y llegaba navidad, me sentaba con mis padres delante de la tele a ver los anuncios y apuntaba en una libretita todo lo que quería que me trajera Papa Noel y si se le olvidaba algo… pues ahí estaban los Reyes. Tan simple como eso. Pedías algo, y lo tenías.
Ahora, con unos añitos más, añoro ese momento de abrir el regalo y ver que tenías esa caja registradora, o esos patines…
La vida parece sencilla, y en realidad lo es. Todo depende de si el regalo es el adecuado.
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