martes, 19 de octubre de 2010

Hice de una noche una eternidad.

Y allí estábamos. Con la luz encendida y los ojos cerrados. Con miedo de decir una palabra que pudiera romper la magia de ese momento. Rozaba cada parte de tu cara, para no perderme ni un detalle. Hablábamos. Fantaseábamos. Quizás incluso nos ilusionábamos. Una fecha tan especial. Un momento especial. El chico especial.

Después de esas caricias, de esos besos, llegó la hora de despedirnos. De dejar que el calendario marcara aún con mucha más intensidad aquel día de rojo.
Probablemente fuera uno de los momentos más especiales de toda mi vida. Nunca había llegado a sentir tanto por una persona como por él Y después de haber sufrido tanto… tenerle allí, conmigo, juntos, era lo más grande. Aunque esa sensación solo durara ese rato.
Pero como cualquier cuento, tiene que tener un final feliz… o no.
¿Para ti? Conseguiste a medias lo que querías.
¿Para mi? El sentirme utilizada y engañada superó con creces todas las expectativas.

Pero bueno, como tú dijiste, no podías darme la estabilidad que yo buscaba. Una lastima que no te hubieras dado cuenta antes de romper mi corazón en millones de pedacitos.

3 comentarios:

  1. Es una de las peores sensaciones el sentirse utilizada y engañada,lo digo también por experiencia,pero de todo se sale,así que ánimo!
    Un beso

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  2. Los corazones rotos tienen arreglo... Con un poco de tiempo y paciencia.

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  3. Vaya... es de lo peor que puede pasar en las relaciones, pero nada, hay que seguir y dejar esas cosas atrás.

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